domingo, 28 de octubre de 2012

Satisfacción de la Frustración

Las palabras ya no salen de mis pensamientos, vi todo el sufrimiento, el dolor que tuvieron que afrontar; sus ojos y sus bocas se movían al unísono como último grito ahogado de piedad. No podía hacer nada, dichosos ellos que pronto partirían de este infierno para descansar en paz, y yo como un seguidor del régimen debía excavar sus tumbas y luego cubrirlos sin importar que su sangre continuara caliente.

La última vez que vi a mi esposa fue en Auschwitz en una calle oscura y tenebrosa; ella era acosada por dos nazis, la despojaban de sus ropas cual si fuera el único ser femenino en el mundo, se las arrancaban como  fieras sin tener cuidado alguno, yo me escondía en un basurero cercano y no me carcomía la conciencia de que esa fuese mi cónyuge a la cual violaban, más bien, sentía vergüenza de que ella era la  mujer con la cual compartía la cama, se veía débil al no poder protegerse de tal acto. Ella era una simple campesina que se casó conmigo sólo por la aspiración de encontrar acción en su vida.

Uno de los nazis la empujó contra la pared y con una simple bala le penetró el cráneo quedando inmóvil para siempre. Aprovechando que los armados se encontraban distraídos con la recién fallecida, me escabullí entre la mierda y la basura para lograr salir de ese lugar.

Tras caminar más de dos kilómetros conseguí llegar a la casa de un viejo amigo, Emil Haussman, él pertenecía al Einsatzgruppen, los cuales eran un gran conjunto de miembros de la SS que se encargaban de la limpieza étnica en los territorios conquistados provocando así una mayor seguridad política. Recuerdo que el fue quien me recomendó a los campos de concentración de Auschwitz como sepulturero, al principio no me agradaba la idea pero con el paso del tiempo me entusiasmaba que mi lado morbo fuese cobrando vida hasta ahogarme en él.

Como era de esperarse el me acogió en su hogar y enseguida le conté el pequeño incidente que había sufrido mi acompañante. Emil se condolió de mí, y me ofreció una nueva vida donde pudiera revivir esa sensación que produce el asesinato. Al día siguiente me llevó con sus dirigentes para la postulación de mi nuevo trabajo, me dieron un puesto mejor de lo que esperaba; ya no era un simple aseador de tumbas, ahora merecía respeto ya que pertenecía  a la Einsatzgruppen A en el Báltico.

Además, estos líderes se encargaron de darme los procedimientos específicos a seguir para las ejecuciones que iba a llevar a cabo por el resto de mi existencia, primero debía saber que los judíos eran asesinados en lugares solos como los bosques, edificios o casas abandonadas, luego se debía redactar una proclama donde se les ordenaba una cita con el supuesto objetivo de un “traslado laboral”. Posteriormente los llevaba a un sitio baldío donde ellos mismos cavarían sus propias fosas, acto seguido entregaban sus pertenencias y se desnudaban para finalmente esperar el ansiado disparo.

Antes de irme me recomendaron a gritos, estar ebrio cuando fuese a realizar mi trabajo debido a la crueldad que requería, pero ellos no sabían ni entendían que eso era lo menos que deseaba. Disfrutaría recordar cada segundo de cada asesinato, la satisfacción de ser yo quien les arrebate el último suspiro es algo inigualable.

Se me hizo fácil acostumbrarme a los lloriqueos que hacían, era cómico como se vendían entre ellos mismos,  negarles la súplicas que me hacían, lo era aún más. Era el miembro más eficiente en el trabajo, en poco tiempo logré que me ascendieran debido a mi pasión hacia el imperio, ahora me comprometía a limpiar la sociedad.

Meses más tarde visité a Emil, que según mis informantes había cambiado rotundamente su opinión sobre nuestra labor. Cuando logré establecer ya una conversación seria le pedí explicaciones sobre sus nuevas clemencias ante los judíos y sus futuras repercusiones, tales como, la persecución por ser un traidor al cambiar sus ideales y rebajarse al nivel de la escoria, y todas las torturas que le harían, las humillaciones y lo peor de todo era que iba a ser tratado como un judío.

Emil fue procesando cuidadosamente cada una de mis palabras y vio el panorama que le esperaba, no era de gracia y júbilo, así que de manera clara y sensata decidió suicidarse con una bala que atravesaría por todo su cráneo, empleando la misma arma con la cual había dado fin a muchas vidas, ese acto era como una especie de regalo a su conciencia.

No podía creer la cara de satisfacción de él, demostraba la mayor alegría que había visto; era imposible que estuviese así. Sentí un ardor por todo mi cuerpo, era rabia, odio, celos de que el pudiese vivir ese placer tan ansiado, debía ser mío.

Continué asesinando para ver si llegaría en algún momento sentir tal placer, pero todos eran iguales, cambié el estilo de torturas a mis víctimas, cada una las mataba de una forma distinta, probé combinaciones, pero siempre era el mismo resultado, al principio me deba regocijo pero siempre se transformaba en un vacío y eso aumentaba mi frustración.

Finalmente comprendí lo que me trataba de enseñar mi viejo amigo Emil y lo peor era que tenía razón: todas las satisfacciones se debían alimentar; y yo ya sabía como apaciguar la mía.


(Esta historia esta basada en hechos ficticios)

sábado, 20 de octubre de 2012

David Guetta and Nicky Romero- Metropolis


"ART CANNOT BE CRITICIZED BECOUSE EVERY MISTAKE IS A NEW CREATION"

(El arte no puede ser criticado porque cada error es una nueva creación)


martes, 9 de octubre de 2012

Orgullo Venezolano

    El joven Paul Morris Wienk, nacido en Venezuela nos presenta su primera creación desde Holanda. Espero que les guste tanto como me gusto a mi!!


Almost Goodbey de Paul Morris Weink